María Ángeles Molina, alias Angie, es uno de los personajes más conocidos de la crónica negra catalana: en 2008 mató a una amiga -y compañera de trabajo- y dejó pistas falsas para simular un móvil sexual. Su propósito no era otro que cobrar los seguros de vida que había contratado por valor de un millón de euros suplantando su identidad. El "crimen perfecto", lo llamaron entonces por la minuciosidad de su preparación. Ahora, 13 años después de haber sido sentenciada, los Mossos d'Esquadra la han detenido por planificar presuntamente un asesinato desde la cárcel Mas d'Enric del Catllar (Tarragona) en la que cumple condena.
La mujer ha sido arrestada este martes, cuando disfrutaba de un permiso penitenciario, y ha pasado a disposición del juzgado de instrucción número 1 de de Tarragona. Según ha adelantado El Diari de Tarragona, Angie habría sido detenida en el marco de una investigación por presuntamente haberse reunido con otras personas, posiblemente sicarios, para planificar y ejecutar un crimen que no se habría producido.
La detenida ha prestado declaración ante la magistrada, que tras el interrogatorio ha acordado su libertad provisional en relación con la nueva causa abierta y ha ordenado a la policía conducirla a la cárcel de Mas d'Enric para que siga cumpliendo su condena por homicidio.
El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) ha confirmado en un comunicado que, posteriormente, ha sido trasladada a su celda del centro penitenciario. La causa ha sido declarada secreta y apenas han trascendido detalles.
El crimen por el que ha sido condenada María Ángeles Molina ocurrió el 19 de febrero de 2008 en un apartamento de alquiler de Barcelona, donde la acusada adormeció a su amiga con una sustancia que no se ha podido determinar, la asfixió con una bolsa de plástico que le asió al cuello y posteriormente la impregnó con el semen de dos gigolós para simular un móvil sexual.
Angie también planificó su coartada: la mañana del crimen acudió con su coche a Zaragoza, pagando los peajes de la autopista con un Teletac a su nombre, y acudió a las Pompas Fúnebres a recoger las cenizas de su madre, fallecida un año antes. Fue gracias a una imagen de una sucursal bancaria, tomada tras cometer el crimen, que fue arrestada. Horas antes, se había hecho pasar por Ana con una peluca para sacar dinero.
Condenada a 22 años por la Audiencia de Barcelona, el Tribunal Supremo rebajó a 18 años pena final. En concreto, cambió la consideración del crimen desde asesinato (18 años de cárcel) a homicidio doloso (14 años de prisión) porque, aunque es segura la culpabilidad de Angie, sí era razonable dudar de si la víctima pudo defenderse o si se hallaba dormida en el momento de morir, según la sentencia.